domingo, 22 de marzo de 2020

Aquella tarde que se torno en oscuridad

Hoy, con despertadores apagados, porque de nada sirven, con las llaves del coche casi perdidas en alguna mesa de la casa, porque para nada son utilizadas. Me doy cuenta de lo triste que es la situación en la que nos vemos sumergidos.

triste por la cantidad de vidas que se estan quedando en el camino, la cantidad de familias que se están quedando sin despedida, triste porque hemos necesitado una ostia con la mano abierta para darnos cuentas del verdadero valor del tiempo. pasamos los días, regalandole minutos a quien no los merece, sufriendo dolores de cabeza por problemas que realmente no son problemas, discutiendo por motivos banales, que nada aportan y de nada valen.

Hoy, enfrentandonos a la dura realidad de la vida, le doy mas valor a aquellos minutos que fueron eternos, vienen a mi memoria dias de monte y escopeta, dias de jaras mojadas, de viento en la cara y frio en las pestañas, vienen a mi memoria, segundos en los que no me daba cuenta de lo viva que estaba.

Recuerdo, aquella tarde en la que el verano casi se apagaba pero el otoño aun no floreaba, con todo casi preparado, un comedero bien tomado, preparado con mimo, la mejor compañia y guia (mis ojos claros) y las ansias de conseguir por fin, ese sueño, ese de los cuatros dedos por encima del hocico.
Poco podia fallar, la brisa no molestaba y la prisa no existia, estabamos solo nosotros, la tarde que empezaba a tornar en noche oscura, si, justo ese momento en el que el sol cae y la luna aun no ha salido...  no me hablen a mi de oscuridad si no se sentaron a los pies de un olivo, una tarde como aquella. no me hablen a mi de miedo, si no vieron mosquitos revolotear y temblaron pensando que eran elefantes... 

la oscuridad, esa que todo lo transforma y deforma, esa que si no tienes ojos azules no sabes distinguir ni lo que va ni lo que viene, el mismo miedo, me dejo sorda y ciega a la vez. Pensaba ver sin apenas mirar, intentaba escuchar y no llegaba a oir.

Transcurrian horas a la velocidad que pasan los segundos, cualquier momento era bueno para que nuestro gran jabali, el de la ansiada espera, entrase como cada noche confiado al comedero... nada iba a fallar, estaba nerviosa por la certeza de que esa noche era mi noche, estaba nerviosa porque no sabia si iba a ser capaz de poner la cruz en su lugar cuando llegará el momento, estaba ansiosa por escucharlo llegar, que claro tenia hasta por donde iba a entrar.....

Un zorro llego sigiloso y confiado, pero no recabo mucho en su rutina, aligero el paso, nosotros lo modernos de las camaras, teniamos bien controlado hasta al zorro, pero no habia pasados sus minutos de rigor.. va¡¡ da igual, pense yo, si total... mi guarro va a llegar... no baja tarde, sobre las 23.00h  tiene que estar al caer.

A su hora tambien puntuales, como estaba preparado, aparecieron unas cuantas ciervas locas a guarrear por nuestro comedero, bien bien, como era de esperar.. todo como era de esperar.. pero tampoco se pararon mucho ... bueno¡¡ todas traen prisas hoy, por lo menos no hubo ningun ladrido ni ningun ruido que alertara..

Se acercaba la hora, esa de la cita acordada, en la legina escuche un tropel inconfundible una silueta mas que negra, el pulso se me acelero, tambien como lo tenia previsto, la boca se me seco y el miedo mezclado con la ilusion se apodero de mi conciencia.
Ahora si, mire a mis ojos claros, diciendo sin palabras "lo he visto ya viene" el sudor me caia por la espalda, y en mi mente, no fallar.....

Pasaban los minutos, sus pasos cesaron, ya no se escuchaba moverse las zarzas por el arroyo que bajaba, el silencio escandaloso de la noche seguia siendo la musica de fondo, mis ansias me hacian moverme y preguntarme que pasaba.
Ni un movimiento mas, ni un solo chasquido con prisa,  ni de cerca ni de lejos... no puede ser verdad¡¡¡ donde esta mi macareno ojos claros ¿?  una encogida de hombros como respuesta.

Volví a mi ser, si no habiamos echo nada mal, estaba todo controlado y vease aqui la respuesta, jamas, en el monte, en la caza, en el aguardo se puede dar todo por controlado. quiza aquel zorro que no se paro lo suficiente, ya anuncion nuestra presencia, seguramente aquellas ciervas no galgueando como de costumbre, dejaron una señal de aqui alli estabamos nosotros, y mi gran jabali, ese que me quito el sueño, se dio cuenta desde primera hora de la tarde, que nos habiamos echo dueños de su comedero.
Sea como fuere, la noche y mis ojos claros, me enseñaron aquella noche, que no es llegar, esperar y disparar, que el aguardo es, insistir, persistir y nunca desistir, sabiendo que aun asi, el mayor trofeo puede ser llevarte para casa, el regalo de haber conocido la verdadera oscuridad, el ruidoso silencio de la noche y el miedo, ese miedo que mezclado con ilusión aun es mas miedo.
Nos alejamos del comedero y por siempre será aquella noche, la noche en la que casi le pongo la cruz a mi gran jabalí... ese que se, me esta esperando, porque la verdad sobre el aguardo es que el final, no eres tu quien eliges, es él quien te elige a ti....

Ahora con los dias son inciertos y oscuros, me quedo con la leccion de aquella noche, por mi controlado que lo creamos tener todo, la vida, la naturaleza y las circustancias quizá tengan otros planes.

llegarán de nuevo, otras tardes que torne en oscuridad... y alguna de ellas, quizá... mi jabali me de la oportunidad de acertar.

Siempre con ganas de mas.....








1 comentario:

  1. En la caza no hay reglas sin excepcion. La caza habita en ese mundo caprichoso que une los instintos y la razón, lo probable con lo que debiera ser seguro.
    Precioso relato el que has escrito. Enhorabuena

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