Aquí sentada frente a mis musarañas, me doy cuenta que la
vida, esta que nos empeñamos en querer vivir sin dejarnos nada por hacer, está
a la que a veces pensamos que no le dedicamos la atención que merece, va
pasando.
No le damos importancia a los días esperando que llegue una
fecha señalada, quitándole valor a los días previos.. error humano… tremendo
error.
Pero gracias a esos días esperados, la llenamos de
recuerdos, recuerdos que cumplen su soberana función… la de llenar los vacíos
de algo mal llamado felicidad.
Así con mis musarañas, recuerdo aquella noche por tierras
extremeñas, noche clara donde ya el fresquito era protagonista y un curioso
olor a pasto húmedo inundaba todo.
Allí, perdidos del mundo que no del ruido, nos dejamos
sorprender.
Un sonido demasiado particular como para poder explicarlo, hacía
que el bello fuese, alfileres que al erizarse a su máximo nivel casi dolía. Un dolor
placentero sin duda.
Cada vez más cerca,
siluetas inundaban nuestro alrededor en un ir y venir de piropos secos
al viento… tenía que dar la razón a mis ojos claros ( nunca había escuchado
nada igual)
Entre las sombras, los dueños del lugar hacían acto de
presencia.. su cornamentas son distintas y al chocarlas en el calor de la
batalla, “plas – plas –plas” y vuelta a empezar, polvareda a su alrededor, se
mezcla ahora el olor a pasto con ese polvo espeso que se confunde con niebla
cuando el tropel se hace intenso o los frenazos llegan en seco.
De nuevo, lamentos al viento… por algo se llama ronca,
cortos e intensos, fuertes.. sus cuellos tornan en negros, y con la noche
apenas se dejan ver, el brillo de sus ojos, la profundidad de su garganta, el
estruendo de sus palas…
Se acercan a ti, no notan tu presencia, tan calientes en su
lucha que descuidan tu presencia.. son las hembras, quienes más cautelosas advierten
de tu posición….
Recuerdos intensos de una noche que pasará a ser “aquella
noche”, la primera en la que mis oídos grabaron la melodía bronca de los gamos
en ronca.
Experiencias que llegan a mi mente cuando termina el calor
del verano, cuando ves venir Octubre. Vivencias sin las cuales hoy no seriamos
lo que somos, momentos que llenan la vida, de esos que nos empeñamos en buscar
y que sin embargo llegan de repente..
Y después de tanto marear los recuerdos, asumo que nos
empeñamos en vivir dándole sentido a la vida, buscando la felicidad a toda
costa, intentando hacer que los días cuenten , cumpliendo todos esos tópicos de
frases motivadoras y resulta que todo es más sencillo…. Al final, se trata solo
de VIVIR….
Señores, siempre con ganas de más…..
No dejemos que los días sean un simple ver venir un día
esperado….