Rivera.

Amanece de forma confusa, asomar la nariz  a la calle y ver solo una espesa niebla que engulle a un pueblo dormido. Subirnos en el furgón y tener esa sensación de desorientación, de nuestro rumbo tan solo sabemos el nombre La Rivera . Dirección a Alcolea buscando el café caliente que nos espera junto a Jose Madueño, Rafael Madueño, Pedrito Armenta ….

Ya con los pies puestos en mitad de un carril que también está perdido en la espesa niebla, mantenemos ese ritual de risas y hermandad que rodean a la espera de que te llamen para encaminarte a tu suelta, poco o nada hablan los perreros de la mancha, alguno añade comentarios del tipo “muchos tiradores se ven hoy” .  La espera comienza a desesperar, pues son las 12 de la mañana del sábado y seguimos apalancados en un carril donde comenzamos a tiritar bajito.

Ponemos rumbo a la suelta siguiendo a Pedro Armenta y “Al Orejas” de la rehala La Estrella. Un lomerete de encinas altaneras y viejas, dejan a nuestra suelta un llano inmenso al que agradecemos no le haya llovido demasiado. Damos salida a los valientes de forma escalonada, y la sensación confusa ya sin niebla sigue en nuestra mente, la explicación de nuestra suelta no es que sea mala es que es desastrosa…comenzamos el paso entre las veredas anchas que dejan los lentiscos y el paso de vacas, no había jaras que romper en esta finca.

vistas del Navallanas

Antes de darnos cuentas, los perros rompen a ladridos en los lentiscos que tenemos por frente y un guarro grandon sale a su encuentro, los tiros del montero no son certeros y fallan el lance dejando que nuestros perros sigan el acoso, (parece que la cosa promete¡¡¡ ) nada mas lejos de la triste realidad, la mano continua paseando a orillas del S.R. Navallanas, donde lo único que puedo elogiar son sus vistas.  De repente al otro lado de este inmenso pantano, se escucha el alarido de perros y se observa la pelea que mantienen con un guarro que termina hundiéndose en las aguas… impresionante desde la altura y sobre cogedor a la vez pues el ruido que hasta mis oídos llegaba hacia que se me erizara la piel y no precisamente por la emoción, era mas bien angustia.

Poco puedo hablar de la forma en que monteamos, pues simplemente no me gusto. Encontrarnos casi todo el tiempo perdidos, con un guía que no tengo a dia de hoy muy clara cual era su función, siguiendo la recogida al silbido del “Orejas” y pensando que mas que montear andábamos dando tumbos perdidos entre lentiscos vacios…donde eso si, por cada lentisco había 7 perros de sobra pues a la mano de la suelta de tres rehalas llegamos a encontrarnos casi 5… desorden incontrolado diría yo.

Ya a las 3 de la tarde, cargando los perros viene cuando intuyo que los “Monteros” ponen el punto desastroso al día, no soy muy dada a ofrecer lecciones, pues a fin de cuentas yo en este mundo soy una simple y llana aprendiz mas, a la que le queda mucho por aprender aun, pero quiero que hoy se pongan en la situación de las 3 rehalas que con sus perros casi cargados estábamos en aquel llano coronando una cima, llano donde de repente como si estuviésemos en mitad de la montería comienzan a silbar balas en la cercanía, primero uno “chissssssssspummmm” luego otro “chissssspummmm” …los perros se deshacen en ladridos en los furgones (parece que lo vuelcan) los de la rehala Estrella con mala fortuna abren una puerta y minimo 4 se bajan de él y rompen a carrera cerro abajo…”Chiiissspummmmm” .. .. Señores Monteros, ustedes cazadores de postín y saber hacer, tan solo permítame un consejo los tiros al blanco en las canchas de tiro, bancos de pruebas etc lugares exquisitos e ideales para probar las distancias de sus visores y la precisión de sus armas. Lugares donde no van a ocasionar daños que pueden conseguir que un perro se lleve un mal bocado dentro de un furgón o que un perrero le de la caída de la noche esperando el regreso de un perro desorientado en la mancha o que salte de su camión. Gracias a los señores Monteros que jugaron a ser francotiradores pasadas las 4 de la tarde en la mancha la Rivera, sin vuestros tiros al blanco la montería no sería la misma ( por si no lo cogen, busquen el significado de Sarcasmo. Gracias)

Volvemos a la junta de carnes, donde parece que huele a comida caliente mezclada con la sangre de los cochinos que van bajando de diferentes remolques. La cara del amigo “Prosinesky” me desconcierta, donde esta la sonrisa de por la mañana ¿? Su cara me busca y los brazos de este hombre grande (de cuerpo y corazón) me envuelven en un abrazo que me encoge el corazón… a la pregunta de “Que ha pasado Prosi¿? “ tan solo sabe contestarme “Se han cargado el Alano”.

La conversación siguió con los detalles del lance, de nuevo se me vuelve a erizar la piel en la Rivera y de nuevo no vuelve a ser de emoción.  De nuevo, por segunda vez en el dia vuelvo a agradecer a estos Monteros su excelente forma de obrar pues ante el agarre de un guarro, decidió la mano certera de este Montero rematar a punta de escopeta este furioso animal llevándose la vida de un valiente… y lo mejor de todo, es que este Montero pensará que Don Dinero pone solución a todo. A los años de cría, a los años de suelta, a los años de caricias… ( sarcasmo e ironia)

Mis ojos echan de menos a Rafael Roldan, y antes de que pueda preguntar, me cuentan que salió a prisa buscando Córdoba, con 2 perros que ya no romperán jaras y 8 heridos… efectivamente, el guarro que se hundía en el Navallanas.

Asi fue y asi aconteció, el dia por la Rivera. No seria justo generalizar y decir que todos los que allí montearon fueron francotiradores, pues  mi único consuelo es pensar que de 100 fuesen 3 y que todo en este mundo del Montero serio que respeta la Monteria no esta perdido. Me consuelo hoy pensando que fueron 3 garbanzos negros los que echaron a perder el cocido de la Rivera entero. Quizá solo quizá todo sea según el cristal que se mire, y para muchos ver veintitantos cochinos en aquel suelo fue un gran logro montero…para mi, para la simple portadora de zahones que soy, dejó mucho que desear la forma de entrar en el monte, la forma de actuar de los francotiradores y la falta de humildad en el corazón de los que por allí anduvieron admirando la calidad de los guarros que se dejaban caer en el suelo. Donde muchos de ellos estaban manchados con la sangre valiente de perros que dejaron su corazón en una mancha que no supo honrarlos.

Me dejo la Rivera, ganas de mas suelta, ganas de mas humildad montera; me dejo la Rivera ganas de mas Montería , me dejo con ganas de mas Monteros de Postín y menos Francotiradores de tres al cuarto…me dejo la Rivera con ganas de más.

(Entiéndase esta la opinión de una portadora de zahones de tres al cuarto que poco o nada sabe de este mundo que la rodea. Ana B. Marmolejo)