Aun con
el estribillo pegadizo de un villancico resonando en la cabeza y con el sabor
que te deja en los labios uno de los penúltimos polvorones que quedan encima de
una bandeja olvidada en el pasillo. Sales deprisa, pues la rutina te apremia y
casi te pilla sin las botas puestas.
En una
mañana en la que al sol le daba pereza romper del todo, salimos no demasiado
temprano en busca de nuestra suelta en El Alamo. Demasiados días sin poner el
culo en el furgón, dan para que el trayecto sea mas ruidoso que de costumbre,
la tertulia de Adolfo y mia es incesante “has visto ¿? Estuviste ¿? “ y asi
hasta que sin darnos cuenta estamos delante de un café humeante en El Vacar
(vale, si, el mio humea poquito porque a mi me gusta el cafelito con la leche fría
:P )
Figuras
como Madueño, Rafa “cola-cao”, Sebastian…andan allí desde temprano. El camino a
la suelta, es simplemente hermoso, te
deja ese carril sin aliento y silencia las palabras pues su vista te absorbe,
cesan los pensamientos en las fiestas pasadas y al coger aire te embriaga esa sensación
que sin querer he llegado a echar de menos. Busque descanso en estos días y lo encontré,
pero sin estos ratitos de camino…de que poquito me sirve el descanso si me
quitan estas vistas.
Parados
en la entrada del Alamo una mascota seguida de un hombre con una cara amable,
se aproximo al furgón mientras yo colocaba mis polainas, el saludo de de Juan
de Dios Pliego, me pillo casi con las botas quitadas, encantada de darle saludo a este que se paró
a desearnos suerte.
Nuestra
suelta ya conocida, hacia años que no pasábamos por allí los valientes de
NavaObejo, pero de repente cuando llegas a aquel rincón donde colocas tu furgón,
diferentes sensaciones te agarran por la espalda y reconoces un puntal… al
girarme ven mis ojos a la Pequeña Angela, zahones en mano, con su mono azul
colocado “ole las perreras guapas” alcanzo a gritarle mientras yo aprieto los
mios. No puedo evitarlo, me encantá…tres mujeres jóvenes estábamos en aquella
suelta, en el camión de “Lucero” una joven mano derecha que le ayudaba en el
recuento al volver al camión, en la furgoneta Angela, con sus zahones
dispuestos y yo… poquito a poco, allí no había hombres y mujeres, en aquella
suelta del Alamo había Compañeros¡¡¡
Con esa
buena vibración nada puede fallar, y la suelta comienza tranquila, las reses se
mueven y las ladras se suceden hasta tal punto que echamos de menos ver a nuestros
perretes mas cerca, los cachorros se están soltando de una forma espectacular y
el bueno de “socio” me hace llamarlo de vez en cuando…. Tobias, con su veteranía
va tirando de ellos y enseñándoles el camino de vuelta.
Lastima
que la mancha se montease solo a cochinos, pues algun que otro venado aparente
nos regalo su trote elegante, se escuchaban pocos tiros en aquel rincón y sin
embargo, la sensación de los que por allí andábamos era de deleite pues lo
perros ponían todo su empeño y aunque no movían muchos guarros no paraban, no
pesan las horas de suelta cuando ves que tu equipo funciona.
regalitos que dan los dias con zahones |
La recogida
fue limpia, sin tener que esperar demasiado y entre bromas cargando pusimos
paso a las perreras aun con el sol de cara.
Al llegar
a NavaObejo, me esperaban mis dos guardianes, esos que estoy deseando ver
pronto entre jaras, el pequeño Trabuco y Chico. Nueva sangre preparada para
seguir con la ilusión.
ilusion y ganas "Trabuco" y "chico" |
Se fue
un sábado disfrutado entre pinos, risas y buena armonía. Se fue un sábado donde
recupere las ganas que pensaba estaba perdiendo, me devolvió la sonrisa de
Angela con sus zahones la ilusión por ver que no todo esta perdido en esto que
llaman Montería, que queda gente con ganas y que somos muchas las que además de
ganas tenemos fuerza.
Que nadie
nos quite jamás, las ganas de quedarnos con ganas de mas.
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