Puse un
pie en el suelo, de una habitación que no estaba tan fría como en los días
pasados. Me levante con una sensación rara, no era una mañana normal, había
pasado la noche inquieta, creo recordar pedacitos de sueños en los que mis
manos se manchaban de sangre…que sueños mas tétricos y negros…
La
primera mirada aun con los ojos entre abiertos es para el cielo, parece que se
aguanta el agua y las nubes le dan al dia un color particular, aun asi el traje
de agua y el paraguas es lo primero que entra en el maletero del coche.
¿paraguas? Sí, paraguas. Revisas el maletero una vez más y tan solo noto la
falta de mis zahones, hoy los cambio por el rifle…
No
pongo rumbo a una junta lejana perdida
en mitad de un carril, pongo dirección a un bar en la plazoleta de un pueblo
blanco que somnoliento quiere pero no despierta, no esperan en ese desayuno
mascotas ni calcetines rojos, esperan caras inquietas de conocidos, que sonríen
al verme llegar y me dicen eso de “chaquetera¡¡¡¡ donde has dejado hoy los
podencos¿? “
Aguardando
el reparto de la suerte, me siento delante de un café demasiado caliente (hoy
si tengo tiempo suficiente para dejarlo que se vaya enfriando en la taza) nos
encontramos se podría decir que casi en familia, las carcajadas se mezclan con
los tonos serios cuando se habla de la suerte de los puestos. Sin previo aviso,
alguien desde una misa grita mi nombre, y un silencio se hace en aquel bar…
ahora caigo en que pasar de nombrar a Pepe, Paquito, Juan y de repente soltar
un Ana hace que todo el mundo sepa a quien dirigir la mirada, no miraban con
sorpresa porque el nombre sonara a mujer, en aquel rincón de un pueblo blanco,
por primera vez en el día sentí orgullo pues miraban extrañados que mi nombre
estuvieses en la mesa…ya que para ellos donde normalmente esta mi nombre es en
la lista de alguna suelta…
Mi mano
diestra, puso en mi bolsillo un sobre donde rezaba “Gamino 3 “, veo sonrisas en
las caras de los presentes, y alguno se acerca y me suelta eso de “este es de
los puestos que no nunca fallan” en mi mente se mezcla responsabilidad e
ilusión, tantos años que lleva dando buenos resultados el puesto y veras como
yo lo gafo para los restos, y deja de ser “uno de los buenos” para ser “uno de
los que eran buenos”
Sin tiempo
para mucho mas, y en compañía del amigo Sebas y su hijo, ponemos destino a
nuestra armada, el ultimo saludo para el tito Juan y para Adolfo, que raro se
me hace dejarlos allí tan solos. Miro por la ventanilla del todoterreno y por
un momento casi me dan ganas de decir, “para¡¡ que me quedo con ellos”
Llegados
ya a nuestra armada, una traviesa preciosa se queda Sebas y su niño en el
primero y yo, dirección al numero 3, Mariano me da las indicaciones
pertinentes, explica con entusiasmo por donde se suelen descolgar los guarros y
me hace especial atención en la dirección por donde llegaran los perros. “Suerte
y buen caza¡¡” allí quedamos apostados, buscando la mejor posición que da el
puesto sordo, pues esta casi a las orillas de un arroyo que corre con demasiado
ruido, quedo completamente sorda en aquella en postura.
A pocos
minutos, en la lejanía escucho la inconfundible voz de Adolfo, los ladridos de
mis perretes suenan diferentes desde tan lejos. No quiero perder la concentración
pero no puedo evitarlo, la incertidumbre de lo que les acontece me sobrecoge,
los escucho en ladras largas y me preocupan. El ladrido seco de un podenco me
devuelve a la realidad, en el pecho de enfrente
me pareció escucharlo, incluso diría que se trata del viejo podenco
colorado del tito Juan “Rubete” si, no hay duda, ese ladrido es de Rubete, dos “Jau”
mas y un silencio. Se para, algo pasa… mis ojos se salen de sus cuencas
intentando ver más de lo que dan, permanezco inmóvil, no puedo hacer más de lo que ya hago, que es
esperar y mirar, pues el dichoso arroyuelo no me deja escuchar. Rubete levanta
su cabeza y lanza de nuevo otro “jau” ahora si, ya lo veo, encaro mi arma con una firmeza que aun hoy me
sorprende, y el primer tiro es dos cuartas por encima del lomo del esplendoroso
animal, esto hace que su trote se torne
en carrera seguido de tres tiros mas. Bajo mi arma pues ya lo he perdido en la
espesura de las jaras.
Ahora si,
mis piernas y mis brazos comienzan a temblar seguidas del latido demasiado
fuerte del corazón. Esos segundos en los que mi cuerpo guardó la compostura quedaron
en nada, pues retomó un ritmo excesivo. Rubete llega a las jaras con su cabeza
agachada, dos podencos mas llegan a ese mismo arroyo y sigue el rastro del
cochino…silencio. Y de repente, los ladridos de Rubete cambian su tono y
frecuencia, se vuelven en unos ladridos rápidos y en unas sacudidas a las
jaras, mi corazón sigue el tono que les mandan esos ladridos…se mueven las
jaras, desde mi postura no veo nada, pero adivino por la poca experiencia que
me dan las botas con olor a perro, que esos ladridos son a “bicho muerto”.
Los 3
podencos abandonan las jaras y el hocico de uno de ellos resplandece como recién
pintado por un rojo pasión. Si, no cabe duda…esta muerto.
Aun hoy,
no recuerdo si paso mucho tiempo o fueron unos segundos que a mi se me hicieron
eternos. Como tardaron en dar las 15.00 H de la tarde en aquel rincón, que
ganas tenia de ver al postor aparecer en mi busca, que ganas tenia de poder
arrimarme con seguridad a aquellas jaras y comprobar que realmente mi intuición
no me fallo. Cuando el postor dio cara, mis piernas cruzaron aquel arroyo a una
velocidad pasmosa, allí estaba, apostada en las jaras un enorme jabalí y
reconozco que en el fondo para mi pensaba “que sea macho, que sea macho” pero
no podía ser todo tan perfecto, no llovia, no hacia frio, el puesto era
precioso, el lance fue intenso y la pieza…pues la pieza era una tremenda
cochina que me había regalado unos segundos que jamás olvidare.
En la
comida, se repetían los lances una y otra vez. Mi sonrisa picaresca cada vez
que señalaba mi pieza, reflejaba más de lo que mis labios podían alcanzar a contar. Creo que son pocas las veces que yo me quedo
sin palabras, en aquella ocasión asi era, mi alegría contagiaba mas por el
reflejo de mi cara que por lo que yo allí podía explicar.
"la del domingo" para el recuerdo |
Fue un
domingo diferente, disfrutando de un gancho a cochinos con una cuadrilla de conocidos
inmejorable. Agradezco la paciencia de
todos ellos y sus palabras siempre de aliento, pero sobre todo, puesta a
agradecer, doy las gracias a Adolfo y mis valientes, pues seguramente si no
pesaran a mis espaldas días de zahones, cuchillo y caracola no sabría valorar
la verdadera esencia de estos momentos Monteros. Seria quizá una cazadora novel, ansiosa por
descargar un cargador en mitad de una mancha y conseguir siempre el mejor de
los trofeos, seria seguramente, una cazadora inculta incapaz de distinguir si
un perro late de parao´ o ladra a “bicho muerto” seguramente, sin los días de
arroyones de jaras sería una francotiradora mas, de los muchos que salen al
monte.
Como me
gusta saber, que la esencia de la
Monteria no es solo el premio que te da el lance. Como me gusta quedarme con
ganas de mas, de mas ladras, de mas
jaras…. Y sobre todo, como me gusta tres días después, seguir escuchando en mis
sueños el pisar de un guarro que anda seguro por su casa, tres días después,
aun sigo pensando si aquel sueño en el que mis manos se manchaban de sangre fue
una premonición de lo que estaba por acontecer…si asi fuese, hoy pido, que esos
sueños y esas sensaciones no cesen nunca..
Como siempre,
con ganas de mas
Enhorabuena por el lance, y, sobre todo, por como lo cuentas, que es, cada vez mejor.
ResponderEliminarHe escuchado el silencio que provocó tu nombre, Ana; el rumor del bar nacer de nuevo, el leve crujir del sobre entre tus dedos, tus labios temblorosos y otras voces animosas pronunciando Gamino 3; la voz de Adolfo entre tus perros y los nombres que de cada uno ibas pensando.
ResponderEliminarHe escuchado cada ladra venir en busca tuya, el cambio del ritmo y de los tonos, partirse el monte, tus tiros y el corazón golpeando tu garganta; el nervioso pisoteo de tus botas sobre el pasto y el trajín de tus manos tiritando en los bolsillos... buscando más balas.
Y he notado, sobre todo, la esencial diferencia de perspectiva, de estar, de ser tú misma en cualquier sitio.
Gracias,
solo puedo decir que gracias por estas palabras... saber que por un momento alguien sintio que apunto y apreto el gatillo conmigo es toda una satisfacción :) gracias por dedicarles ratitos a la lectura de mis pasiones .... gracias
EliminarY leyéndotelo todo -se me olvidó decirte- que esto es lo mejor que te he leído
ResponderEliminarVaya hombre! Se me ha adelantado el Pelón. No te fíes de las flores que te echa
ResponderEliminarComo siempre muy buena crónica..... Conozco esa sensación de nacer un rumor en un sorteo cuando se oye un nombre de chica o me acerco a coger el sobre con el puesto jejeje.
ResponderEliminarNo sé si conoces a la rehala de Juan Gómez de Espiel, pero si así es ¿podrías preguntarle qué tal anda el perrete que el domingo pasado (día 27) le "engancharon" otros nada más soltar y le salvé de milagro?
Verónica Mariscal
hola Verónica, gracias por tus palabras... si, "el tito Juan" es "la Rehala Juan Gomez" el perro esta poquito a poco mejorando, pero la recuperación será lenta...muchas gracias
EliminarEnhorabuena, por el lance, por abatir la pieza y por escribir como lo haces.
ResponderEliminarMuy buena Ana, muy buena. Sin duda.
ResponderEliminarUn beso ;)
muchas gracias Sre. Maraver ;) un abrazo
EliminarEscribes como nadie. En murcia no se difruta de caza mayor como andalucia o la mancha
ResponderEliminarEstoy leyendo tus comentarios, y creo que como cualquier montero ya lo hemos vivido en mas de una ocasion y te ententiendo perfectamente pues igual que tu para mi la caza mayor es parte muy importante en mi vida y te animo para que sigas teniendola como parte importante de la tuya sin mas un saludos de todorehalasymonteros.tk saludos.
ResponderEliminarMe encanta tu blog! espero que sigas contando mas relatos y demas..me tiene enganchao! mucho animo ana!un saludo!@naniito_vk
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