He pasado demasiado tiempo intentando encontrar la forma de
comenzar, nunca me habia pasado cuando intentaba transcribir una entrada con
una vivencia, siempre el comienzo es algo que salía solo…sin embargo, aquí estoy
aun dudando si esta será la forma correcta.
Y es que cuesta, porque aunque suene a tópico, las palabras
a veces si se quedan cortas para describir lo que se siente. a principios de la
temporada era una sensación de miedo, me consolaba pensando que todo cambio da
miedo, ahora en mitad de la misma, ese miedo ha mutado en completa y plena satisfacción.
Tome casi sin pensar demasiado, una decisión que no podía ni
imaginar fuese a enseñarme tanto. Entrar a formar parte del grupo de cazadores
de las Rafalitas en el coto “la Nava del Piruetano” era un gran paso para mí. Pues sí, cazadora me he sentido siempre,
responsable aun mas.. pero dar el paso de ser tu la que digas, yo puedo, yo
quiero, yo hago… .. no es fácil, pero quiero que sirvan estas palabras para dar
las gracias a todos los que han hecho que sea menos difícil.
He tenido la oportunidad de salir de caza rodeada, de la experiencia que le dan
los años a unos, los ratos de escopeta y perro viejo a otros y la pasión con la
que se mueven los noveles en esto del salto.
Si me quedo con algo de este coto, es con las charlas del
amigo “Habas” en el previo a una jornada, o con las indicaciones a algún pastor
de “Terrón hijo” o con los churros calentitos que me lleva al corte “Terrón
Padre”. Me quedo con esos ratos buscando mi zurrón fucsia en una de las miles
coscojas…. (Aun me saca una sonrisa ese recuerdo y me la sacará por muchos años)
tres generanciones |
parte de las Rafalitas |
los ratos de comilona |
ratitos de disfrute |
He sido con ellos, no una mujer que caza, he sido con ellos
un socio más, ( bueno uno mas no…que los churros para el desayuno solo me los
llevan a mi J
) dicen que las mejores decisiones son
las que el destino toma por nosotros, pues no nos queda más remedio que
acatarlas, y aunque no le quito parte de razón a esta afirmación, sí que es también
cierto, que a veces, los impulsos, las intuiciones…nos llevan a encontrar el
camino correcto.
He aprendido de sus pasos cortos, a andar despacio
saboreando el cazar del breton…sin prisa, sin ansia. He aprendido a sentarme
bajo una chaparra y ver pasar las horas de la mañana, sin agobio, he sentido
por primera vez en todos mis años de escopeta, ha relajarme con los sonidos de
las bellotas que caen pesadas de los chaparros, he descubierto el sabor que
deja el tiro a un conejo rápido fallido y como la liebre no te deja encararte tu
escopeta mientras el corazón se te acelera con el “chai- chai” de tu podenco,
que a su vuelta busca la caricia y te mira con ojos de “donde esta la pieza ¿?”
Simplemente señores, rodeada de vosotros he aprendido a disfrutar de la esencia de
cazar.
Ahora que aun nos quedan, tardes de ocaso en puestos de
zorzales, quería aprovechar para deciros que compartir con vosotros estas
jornadas ha sido la mejor decisión y que ojala, tocando madera, podamos seguir
muchos años mas arreglando el mundo a la sombra que dan los eucaliptos del
cortijo de las Rafalitas. Porque señores, son instantes como estos los que
hacen que nuestra afición tenga el nombre de pasión.
Como siempre, con ganas de mas……
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